Juan "Tata" Cedrón, una de las
leyendas de la cultura popular argentina, ponderó su aporte a la música local
de raíz y resaltó que "con el Cuarteto" incidió "para que los
músicos de tango de acá salieran de (Astor) Piazzolla y conocieran a Pugliese,
Di Sarli, Gobbi y Caló".
"En 1989 lo que quise hacer fue mostrar
que había otras cosas y les decía: `Nosotros hicimos una orquesta típica que
interpreta a Alfredo Gobbi como era Gobbi y a Osvaldo Pugliese como era
Pugliese`", insistió Cedrón en una entrevista con Télam.
El “Tata” Cedrón ejerce un magnetismo natural
en los jóvenes que aman el tango, tal vez por su estatura artística y por saber
mantener viva una llama irreverente y sensible a la vez.
Desde ese lugar resaltó su aporte al
redescubrimiento de la vieja guardia tanguera y opinó: "Empujé lo de hacer
orquestas y después, cuando me di cuenta de que todos lo hacían, ahora les digo
que `no lo hagan más`".
"Está bueno que ahora retomemos ese
camino y que después salgamos del problema de la imitación", sintetizó el
músico, que en su extensa y prolífica carrera le puso melodías a obras de
autores como Raúl González Tuñón, Juan Gelman y Homero Manzi.
Cedrón, quien vivió durante casi tres décadas
en París y volvió a radicarse en Buenos Aires hace ocho años, aborda a partir
de una vitalidad contagiosa un repertorio variado en el que conviven milongas,
tangos, valses y estilos: canciones siempre atravesadas por el sonido de acá.
Mientras vive un intenso presente que le
permite disfrutar de tocar solo con su guitarra, el artista se vincula con
músicos jóvenes que aportan vitalidad a la escena porteña, experiencia que
continuará plasmando en el ciclo “Barullo”, que se realizará desde el 9, los
viernes de noviembre y diciembre en la sala porteña Hasta Trilce (Maza 177).
"Hay una cosa que está pasando conmigo
porque tengo una permanencia, hace ocho años que volví. Me quieren mucho
porque estoy muy presente y soy una suerte de `sincericida`", deslizó el
artista, que regresó de una serie de conciertos en París, donde tocó al frente
del Cuarteto Cedrón, que el año próximo celebrará sus 50 años de existencia.
En ese camino, aportando medio siglo de
tradición y modernidad al tango, también se prevé la reedición completa de la
discografía del conjunto iniciada con “Madrugada”, de 1964, concebido a partir
de la poesía de Gelman y que registró junto a César Stroscio (bandoneón),
Carlos Francia (cello) y Carlos Lavochnik (violín).
En relación a cómo analiza el presente del
tango, sostuvo: "Yo me expreso, que cada uno haga lo que tenga ganas y que
trate de ser coherente, que las cosas sean de invención verdadera, si no ya
estás carcomido por este sistema”.
Fiel a los principios desde los que agita su
obra, propuso:”Hay que tratar de buscar cosas, divertirse, tener emoción, tener
miedo cuando subís al escenario".
Ferviente defensor de la canción, el “Tata”
subrayó que siempre busca al azar. "En un reportaje a Aníbal Troilo él
dijo `yo salía al bardo`; me gustó la idea e hice un tango que se llama `El
bardo`, es la única letra que escribí porque yo voy al bardo”.
Pero esta impensada faceta letrística no le
quita bríos a sus búsquedas de autores y, por eso, contó: “Si leo un poema y me
gusta le pongo música. Y ahora me enganché con Héctor Blomberg (autor de `La
pulpera de Santa Lucía`)”.
"En toda mi historia descubrieron a Raúl
González Tuñón porque yo lo canté. Yo no soy nadie pero eso es lo quise hacer,
yo quería que se conociera a Tuñón, a Gelman, a Vallejo, que la gente sepa que
Manzi también es poeta y que el tango no es una música menor", resaltó.
En esa misma línea, opinó que en la Argentina
"hubo una penetración de una música foránea como el rock, que fue
introducido para sacar identidad, para meterte el `blue jean` y el chicle, para
vender en el sistema capitalista".
"Estás en tu país y decís, `Uy, nunca
fui por la costanera; uy está el parque Pereyra Iraola; está el cerro Colorado
donde vivía Yupanqui, ¡mirá qué hermosos paisajes tenemos en nuestro país y no
los conozco!`", graficó.
-¿Somos un poco así los argentinos?
-Somos no, en todos lados son así, todos
miran para afuera. Yo acá tenía una historia musical, un discurso, unos
paisajes, una filosofía en la canción, no era la filosofía de Tanguito que
pobrecito hizo una balsa para ahogarse. Yo no lo critico, se murió ese chico,
pero esa era la ideología que había. No le echemos la culpa al rock, era una
situación social, política y económica, era el no creer en nada. Pero nosotros
en los `60 militábamos.
-¿Ahora no hay una mirada más hacia adentro?
-Este gobierno es extraordinario, está
haciendo un montón de cosas. Yo tengo 212 razones, que son las cosas buenas que
se hicieron acá desde que asumió Néstor (Kirchner), después hay cosas malas
porque hay muchas ratas que se meten y que quieren robar el queso, pero eso no
es culpa del gobierno.
Nos desaparecieron 30.000 personas, nos
cambiaron culturalmente, hicieron un desastre en la Argentina y en el mundo.
Mi hermano Osvaldo (artista plástico) decía
"soy peronista, no pude ser mejor”. Somos así los argentinos, entonces con
esa Argentina hay que hacer un país, los argentinos somos chiquititos, juguemos
a las bochas en vez de jugar al básquet.
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