La talentosa cantante británica Joss Stone
volvió a cautivar en la noche del martes al público argentino con su grandiosa
voz y un cuidado repertorio que se metió en lo mejor del más antiguo funky,
soul y demás estilos de la música negra.
Stone fue quien abrió las puertas por las que
luego entraron las talentosas Amy Winehouse y Adele, con una voz cautivante,
prodigiosa, pero alejada de los artificios, y metiendo las manos bien en las
raíces de la música negra, de los grandes equipos de compositores de los 60 y
70 y del sello Motown.
El camino de Stone es el de la música, simple
y sencillamente, una buena voz y una gran banda, nada de grandes despliegues
escenográficos, ejércitos de bailarines, excentricidades fuera de tono, pero
también nada de Pro Tools y de Autotune, los dos programas informáticos que
hacen que un perro ladrando se convierta en Pavarotti cantando un aria.
Stone presentó ayer una propuesta totalmente
opuesta a la que Lady Gaga mostró en River, ya que en la noche del martes en el
Luna Park todo era buena música, una voz y una figura cautivante, además de una
cantante con un carisma tremendo, basado en su sencillez y su sonrisa.
Con un simple vestido en color violeta en
tono pastel, Stone ingresó al estadio Luna Park, mientras su banda arrancaba
con un funky bien negro, con una formación de bajo, batería, guitarra,
teclados, piano y Hammond, tres bronces y tres notables coristas.
El concierto abrió con un éxito de los
Chi-Lites de 1971 “For god sake” que tuvo su momento bien bailable y luego unos
segundos de calma en los que Stone invitó al publico a poblar los pasillos del
Luna Park y a quedarse al pie del escenario con la consigna de “Power to the
people”.
“While you are looking for sugar”, un clásico
soul de finales de los 60 comenzó como una balada a piano y un suave rasgueo de
guitarra y derivó en una canción de medio tempo en la que Stone demostró todo
el poder su voz.
La chica nacida en la ciudad inglesa de Dover
no hace gimnasia vocal, no quiere batir records sosteniendo una nota aguda por
horas, sino que lo que busca es emocionar, y eso la liga con la fallecida
Winehouse y con Adele y la aleja definitivamente de las atletas vocales del
estilo de Christina Aguilera.
Por estas razones es que Mick Jagger la
eligió para sumarse a su mega grupo Super Heavy, donde Joss cantó reggae,
funky, dub, rocanrol y hasta música étnica árabe e hindu, pero además eso le
permitió llegar a las raíces.
“Creo que mi estilo de música siempre ha sido
el soul, lo cual no es en realidad un estilo. Soul puede ser cualquier cosa,
mientras uno realmente quiera decir eso. Yo no quiero quedarme varada en una
clase de sonido… mi música tiene algo de blues, algo de funk”, dijo Stone en
una charla con Télam antes del show.
Con un público ya emocionado, Stone redobló
la apuesta al mezclar dos hits de su carrera “You had me”, un funky enojado con
el juguetón “Súper Duper Love”, que excitaron al mango a la gente, que movió
piecitos y caderas siguiendo el groove que armaron el bajista y el baterista.
Stone recorrió todo el escenario y jugó a lo
largo del show haciendo cantar a los diferentes sectores del estadio, con
muchísima simpatía y afecto, ganándose de nuevo a la gente.
“Stoned out of muy mind”, también de principios
de los 70 fue un funky bien orgánico a lo Prince, que primero sonó rápido y
bien bailable y al que Stone le bajó el ritmo para escuchar a la audiencia, y
luego darle paso a la banda, para concluir ronroneando las últimas líneas como
una gatita muy sensual.
Siendo una chica de 25 años, que ya lleva una
década sobre los escenarios, Stone se mostró natural, porque como ella misma
reconoce, “los nervios solo los tengo cuando estoy sobre el escenario. En el
estudio, no tengo miedo.”.
Para esta joven artista, el estudio, donde ya
grabó siete discos “es uno de los lugares del mundo en el que más me gusta
estar. Eso es lo que soy ahora. No le veo sentido a agitarse por la música; es
lo que es y será lo que tenga que ser. Y si no resultó bien después de trabajar
sobre algo un par de horas, no resultará nunca”.
Y esa naturalidad no la perdió nunca tampoco
en el vivo como cuando sola con su guitarrista cantó la balada “Landlord”,
incluida en su disco “LP1”, que le produjo Dave Stewart, y en el que se metió
de lleno en el rock y el country.
O cuando realizó un recorrido por fragmentos
de “Don`t cha wana ride”, “Bad habits”, “You goty love”, “I got a feeling” y
“Put your hands on me”, en los que ella y su banda pasearon a la gente por el
funky y el soul más fiestero, para terminar cerrando con un reggae bien
jamaiquino, que mereció otra ovación.
El guitarrista le puso color rockero a la
noche cuando comenzó a solear para darle paso al riff que Jack White construyo
para “Fell in love with a boy” que pasó por partes de R&B, de hip hop y de
rocanrol, con una duración de casi 10 minutos, ya que la intérprete bajó del
escenario y recorrió las primeras filas haciéndole cantar a la gente el coro
del primer hit de su carrera.
Los bises fueron con las bellísimas baladas
“Right to be wrong” y “First Tate”, durante los cuales la cantante arrojo al
publico 12 crisantemos y luego demostró el prodigio de voz que tiene, cuando
concluyó con una entonación bien blusera.
Para el final, se guardó la canción “High
Road” del duo independiente estadounidense Broken Bells, en el que los tres
coristas fueron ocupando el rol principal, mientras Stone saludaba al público y
se despedía del estadio.
La cantante, que volverá a presentarse el
jueves en el Luna Park, terminó confirmando que puede cantar el estilo que sea,
con mucho calor, color y pasión, pero siempre con una gran sencillez desde la
que logró brillar en directo.
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